En mi familia, mientras aprendía a leer y escribir, también me introdujeron en el mundo de un instrumento musical: el violonchelo.
Todavía no sé si tomé la personalidad del instrumento o si él absorbió la mía, pero sí sé que somos muy parecidos, desempeñamos el mismo papel: el violonchelo en una orquesta y yo en la sociedad: pase lo que pase, ¡mantenemos la armonía!
Estudié en un Conservatorio pero no me considero un músico clásico.
He tocado muchos géneros musicales diferentes con todo tipo de músicos. Ahora me encanta acompañar clases de yoga, meditaciones, música sufí, música muy sencilla con pocas notas hermosas que llegan al fondo y resuenan en el corazón.
Como creo que el arte es la manifestación divina dentro de cada ser humano, el acto de crear es lo que me conecta con dimensiones superiores. Una vez más, soy solo un canal que expresa la verdad y la belleza de nuestro universo.
